Una España a distintas velocidades… tecnológicas
Tengo la gran suerte de encontrarme durante tierras gallegas durante una temporada. Y digo suerte porque esta tierra está llena de riquezas: la naturaleza, el clima, sus gentes…
Sin embargo, después de un año de estancia por estos lares, he podido constatar cómo Pontevedra es una de esas áreas que podríamos enmarcar dentro de la “España” en primera versus otras provincias que van en tercera (permitidme el símil automovilístico). Es natural, aquí es todo más tradicional: mejor tomar un café y charlar que wasapear, o ir personalmente a hacer los “recados” que encargarlos por Internet.
Evidentemente, estas costumbres tendrán un relevo generacional tarde o temprano, porque los chavales entienden muy bien de las ventajas de la tecnología y conviven con ella desde que son pequeños. Mi hijo, de cuatro años, se pone los vídeos que quiere en su tablet y me descarga juegos al móvil (qué peligro!). Y cuando hay algo que necesitamos, me dice: “Cómpralo en Amazon, mamá”.
Que todos acabaremos entrando en el mundo digital (y cuando digo todos, somos todos) tarde o temprano es innegable. El asunto es cuánto tiempo tardará esa transformación. Y no nos vale cualquier transformación, sino una profesionalizada, con sentido, con objetivos y sin distracciones. Porque de éstas la Red, hay que decirlo, tiene unas cuantas.
¿Que por qué profesionalidad? No nos engañemos: una estrategia digital no lo hace cualquiera, por mucho que mi sobrino, primo, hermano pueda abrir una página de empresa en Facebook en cinco minutos. Porque ésa es la parte fácil. La difícil, viene después. La de enfrentarse todos los días a un muro en blanco, la de pensar qué contamos para llegar a nuestro público objetivo (eso si sabemos quién es nuestro público objetivo) y, sobre todo, el conseguir transformar esa labor del día a día y de hormiguita en un objetivo de negocio alcanzable, medible y exitoso.
Y claro… cuando ya entramos en lo difícil, mi sobrino, primo o hermano… no llegan (en su mayoría, algún espabilado he conocido).
Así que nos enfrentamos al reto de concienciar a los empresarios locales de las ventajas de Internet… “Mira, tus persianas eléctricas puedes venderlas y enviarlas a Cádiz, o a Canarias o a Madrid si tienes una tienda online. Y tu facturación se puede multiplicar con dedicación y esfuerzo en poco tiempo…”. Pero uno tiende a moverse en su área de confort, en lo que domina. Y muchas veces, abrir nuevos caminos requiere de mucho esfuerzo, sobre todo mental. Y claro… depende de cómo de acomodados estemos, puede que no nos apetezca. Y cuesta, creedme que cuesta.
Por otro lado, tenemos que ayudar a la gente interesada en el ámbito digital a que se forme en condiciones, con una buena base sólida que les saque del saco del “sobrino, primo o hermano”, y que piense en su futuro profesional como quiera: trabajando para uno mismo, trabajando para una empresa o para mil, desde una oficina o bajo el azul del cielo allá donde tengas tu portátil. Porque sí, esto es así… Esta profesión te permite decidir el qué y el cómo. Y si tienes la suerte de vivir en estas tierras donde puede que ahora no haya poca demanda, piensa en grande: una empresa en Londres, en Francia o en Madrid puede contratarte.
Especializarte en el ámbito digital te abre un mundo sin límites… Los únicos son los que te pongas tú.
Ese es el enfoque de nuestro Máster en Marketing Digital: darte la libertad de elegir. Y ese privilegio, créeme, no lo tienen muchas personas.